A casi diez meses de la muerte de Roberto Garrote Fernández, capitán de la empresa estatal Marina Marlin, su viuda, Yuneisy Suárez Rodríguez, denuncia abandono, irregularidades judiciales y falta de transparencia en un caso que desnuda la precariedad laboral en Cuba.
El 30 de octubre de 2024, Garrote salió de excursión con dos turistas extranjeros rumbo a Cayo Piedra. Horas después, cayó al mar y no recibió auxilio inmediato.
“Mi esposo, sin querer -bueno, es lo que dicen los clientes- cayó al agua y ellos no supieron darle auxilio, no sabían nada de lo que es navegación”, relató Suárez en un testimonio en video.
La reacción oficial fue tardía: “A la media hora de darse el aviso salió un compañero de trabajo a buscarlo, pero no llegó hasta las 4:30 de la tarde. Y guardafronteras salió como a las 5:30 o 6:00. El helicóptero no salió hasta el otro día. En cualquier parte del mundo pienso que sería urgente”, denunció.
La búsqueda se extendió hasta el sábado siguiente, cuando fue suspendida por la cercanía de un ciclón. El cuerpo nunca apareció.
La tragedia dejó marcada a su hija de apenas 8 años. “¿Cómo tú le dices a una niña de 8 años que su papá no va a vivir más? Fue muy duro. Hasta hoy no nos hemos recuperado”, confesó Suárez.
Contradicciones y dudas sin respuesta
Tras seis meses acudió a abogados para solicitar el acta de defunción, imprescindible para realizar trámites legales. Sin embargo, asegura que el proceso judicial estuvo lleno de irregularidades.
“Me citaron al tribunal con dos testigos. Estuve desde las 9 de la mañana y no fue hasta las 10:30 que el abogado me llamó para decirme que un fiscal, sin vernos, sin escuchar mi testimonio ni el de mis testigos, determinó que no era un accidente. ¿Entonces, qué fue? ¿Un suicidio? ¿Un asesinato?”, cuestiona la esposa del fallecido.
El dictamen del fiscal abrió heridas aún más dolorosas.
“Si él dice que no es un accidente, entonces ¿qué cosa es? Porque mi esposo no se iba a suicidar para nada. ¿O está insinuando que fue un asesinato? Porque en el barco estaban dos extranjeros, un alemán de 72 años y su hijo de 15. Ellos se fueron del país sin declarar. ¿Cómo entonces se puede cerrar el caso sin aclarar lo que pasó?”.
Trabajadores del turismo, en primera línea pero sin protección
El caso de Garrote ilustra las carencias de seguridad laboral en un sector clave de la economía cubana como el turismo, donde los trabajadores arriesgan su vida sin contar con protocolos de emergencia adecuados ni garantías legales para sus familias.
El sindicalista independiente Iván Hernández Carrillo, en declaraciones previas a Martí Noticias, advirtió sobre la magnitud del problema: “En lo que va de año han aumentado de manera considerable los accidentes laborales en las carreteras, de ahí nuestro llamado a las autoridades para que se adopten medidas para evitar que la mortalidad laboral continúe en ascenso”.
“Existen convenios internacionales, disposiciones y reglamentos laborales que protegen a los trabajadores en ese sentido, pero no se cumplen, se violan”, añadió.
La organización que lidera Hernández Carrillo ha señalado reiteradamente que los trabajadores cubanos están desprotegidos ante sucesos como este y que la falta de voluntad política, el envejecimiento de la infraestructura, la ausencia de estadísticas oficiales y la tendencia a culpar a las víctimas predisponen a que tragedias como la de Garrote se repitan.
“Yo lo único que estoy exigiendo es mi derecho como esposa a tener un papel, un acta de defunción, nada más”, concluyó Suárez Rodríguez.